Una de las características del viajero actual es buscar tarifas aéreas adecuadas a su presupuesto. El proceso puede implicar largas horas de consulta, pero finalmente todos llegan a una misma conclusión: las tarifas aéreas son aleatorias; las fechas de viajes e incluso las semanas son determinantes y los precios oscilan, a veces marcando grandes diferencias, de un día a otro.
Las compañías aéreas aplican determinados métodos o patrones de comportamiento al establecer sus tarifas, como por ejemplo el Revenue Management (administración de ganancias) de las aerolíneas, el cual permite ajustar tarifas dinámicamente y en tiempo real; facilitando a las compañías aéreas maximizar sus ingresos.
Un criterio básico indica que las tarifas se establecen considerando la oferta y la demanda, pero no siempre es así. Las compañías aéreas se manejan con sofisticados sistemas informáticos que manejan numerosos factores, desde condiciones generales dentro de su red mundial, hasta las preferencias y gustos individuales de sus pasajeros.
El Revenue Management es algo muy complejo y el comportamiento de la competencia es muy importante. El crecimiento de las redes de aerolíneas y la caída en el coste de herramientas informáticas hizo que el Revenue Management llegue a niveles impensados de sofisticación en la actualidad.
Técnicas como la EMSR (Expected Marginal Seat Revenue) buscan encontrar las mejores formas para optimizar las tarifas en tiempo real, no solo en rutas determinadas. El sistema tiene en cuenta las oportunidades de generar ingresos a través de redes de aerolíneas.
Es por esto que, un Long Haul Flight o vuelo de larga distancia, por ejemplo de Asunción a un destino del Caribe en determinado momento, podría costar casi lo mismo que viajar a Buenos Aires. La razón es que las líneas aéreas prefieren mantener sus asientos ocupados en el tramo de mayor duración fijando tarifas más altas para aquellos que apuntan a hacer viajes cortos.
Cómo se asigna un perfil al cliente
Stuart Barwood, fundador de Travercial, una firma consultora de líneas aéreas, declaró que “las aerolíneas pueden hacer una cantidad de suposiciones sobre los perfiles de tráfico en una determinada ruta y después ajustarlas con sus precios respectivos”.
Se podría pensar de clases de tarifas en términos de economica, negocios y primera clase; pero en realidad las aerolíneas tienen múltiples subdivisiones. Cuando ya no quedan plazas por vender en una clase , el precio de venta saltará a la siguiente superior y es así como generalmente se aplican los precios.
Los programas de fidelización, los clientes registrados y seguimiento de cookies pueden dar algunas pistas valiosas a las compañías aéreas y toda esa información ayuda a determinar tarifas. Los sistemas de gestión de ingresos otorgan gran valor a los servicios adicionales y no solo al precio del boleto en sí. Los extras que se pueden agregar a la tarifa base son cada vez más importantes y son una buena fuente de ganancias, por ejemplo: el costo de elegir un asiento determinado.
Algunas rutas tienen un perfil muy marcado de ocio. Esto afecta no sólo a los niveles de tarifas, sino también a la forma en la que los precios son fijados a través del tiempo.
Si las compañías aéreas asumen que los pasajeros de ocio tienden a hacer reservas con anticipación, meses antes de sus vacaciones, estarían sujetas a comenzar a fijar, en principio, precios relativamente altos; de esa forma, irían ajustándolos de acuerdo a la respuesta del mercado.
Mientras tanto, en una ruta típica de negocios, las compañías aéreas comenzarían con precios bajos, para cubrir una capacidad mínima de pasajeros; para elevarlos después y aplicarlos a los viajeros de negocios que hacen sus compras a último minuto y no pueden postergar sus compromisos laborales.
De hecho, esos compradores de último minuto son pasajeros de alta importancia, tan apreciados por las compañías aéreas que algunas hacen esfuerzos adicionales por generar espacios para ellos en los vuelos.
Existen incluso, en algunos lugares del mundo, servicios desarrollados por agencias, destinados a ayudar a las líneas aéreas a identificar a esos pasajeros que aceptarían reprogramar sus viajes a un siguiente vuelo, aceptando como compensación, vouchers o tarjetas de millas de viajero frecuente. De esta manera, cuando el espacio se libera, los pasajeros que pagan mayores tarifas, pueden viajar en el vuelo que, momentos antes, se encontraba completo.
Pero así como las aerolíneas disponen de herramientas que les ayudan a sacar un mayor rédito de sus pasajeros, los viajeros también cuentan con recursos tecnológicos que ayudan a encontrar mejores precios al momento de decidir un viaje. Compañías como Skyscanner y Kayak permiten monitorear tarifas para vuelos específicos y recibir alertas automatizadas cuando las mismas cambian. Esas alertas ayudan a los pasajeros a comprar sus boletos en el momento adecuado, cuando los precios mejoran.
Con innumerables y tan variadas tarifas aéreas, lo que se vaticina para el futuro es que los precios de los pasajes seguirán siendo un tema de conversación durante mucho tiempo más.
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