Planificada como una metrópoli futurista en medio de la planicie del estado de Goiás, Brasilia fue inaugurada el 21 de abril de 1960 por el entonces presidente Juscelino Kubitschek, cuyo gobierno se dedicó desde 1956 al proyecto de mudanza de la capital desde Río de Janeiro a su nueva localización.
Brasilia fue proyectada por el urbanista y arquitecto Lúcio Costa y los monumentos y edificios fueron encargados al arquitecto Oscar Niemeyer. El “Plano Piloto”, como se denominó el proyecto urbano de la ciudad tiene una estructura similar a la de un avión (cuerpo y alas, alrededor de un lago), visto desde arriba. La ciudad fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) desde el 7 de diciembre de 1987.
Naturaleza
Brasilia fue construida alrededor de un lago y en su diseño se privilegiaron los espacios abiertos y verdes: el proyecto incluyó la siembra de dos millones de árboles.
El lago Paranoá abarca un área de 48 km, una profundidad máxima de 38 metros y unos 120 km de perímetro, con varias playas aptas para el baño y los deportes náuticos. Los paseos en velero, jet sky y lancha son una tradición y una postal de la ciudad, que tiene la cuarta mayor flota náutica de Brasil.
A sólo 15 minutos del centro está el hermoso Parque Nacional de Agua Mineral, con dos piscinas naturales y fauna autóctona. A pocos km de la ciudad se pueden visitar diversos ecoparques, haciendas y chacras adaptadas al turismo de proximidad.
Un poco más distantes -en el vecino estado de Goiás- están el Parque Nacional de Chapada dos Veadeiros (264 km), la encantadora ciudad colonial de Pirenópolis (150 km) y el complejo de aguas termales Caldas Novas (300 km). Los meses de diciembre, enero y febrero suelen ser los más lluviosos en la región y complican las actividades al aire libre.
Arte
La actual capital brasileña fue inaugurada en 1960: el proyecto arquitectónico se concretó en mil días, y casi 60 años después la ciudad aún mantiene una estructura moderna, vanguardista y ecléctica.
El legado de artistas, urbanistas y creadores como Oscar Niemeyer, Athos Bulcão, Lucio Costa y Burle Marx se despliega en el recorrido por el Plano Piloto, el trazado central de la capital brasileña, con monumentos como la Catedral Metropolitana, la Torre de TV, el Congreso Nacional, la Plaza de los Tres Poderes, el Palacio de Planalto, la Universidad Nacional de Brasilia, el Palacio de Itamaraty y el Palacio de la Alvorada, todos abiertos a visitas del público, en una de las ciudades más seguras de Brasil. El puente JK es una muestra de que la innovación sigue siendo parte del ADN de la ciudad.
Transporte
Brasilia tiene casi tres millones de habitantes, pero no sufre de uno de los males que definen a las capitales como Río de Janeiro y São Paulo: el tránsito infernal. Además de una amplia oferta de taxis por aplicaciones a muy buen precio, la ciudad cuenta con una línea de metro que permite recorrer cómodamente varias zonas.
El aeropuerto internacional Juscelino Kubitschek está a 10 minutos del Palacio del Planalto, sede de la Presidencia de la República; cualquier recorrido es muy fluido, salvo en algunas horas pico. En condiciones normales, Brasilia cuenta con vuelos directos a Lima, Santiago de Chile, Asunción, Buenos Aires, Lisboa, Miami, Orlando, Cancún, Ciudad de Panamá y Punta Cana. La capital también ofrece conexiones rápidas al Norte y Noreste de Brasil.
Shopping
Brasilia tiene una amplia oferta de centros comerciales, donde los precios son competitivos respecto de otras capitales brasileñas, y la variedad en zapatos, carteras y joyas de diseño local es notable. Las marcas de indumentaria de diseño brasileñas, inspiradas en la naturaleza, colores y clima del país, son irresistibles por su combinación de color y sofisticación.
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