Claves para viajar a Brasil sin pasar por turista despistado

En cualquier viaje puede suceder que los pequeños detalles sean los que hagan la diferencia, y por más cercanos que sean Paraguay y Brasil, la lengua y los hábitos diferentes pueden crear confusiones que ni el portuñol es capaz de salvar.
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¿Voltaje de 110 ó 220?

Los adaptadores para los agujeritos de los enchufes son indispensables para cualquier viajero a un destino internacional, pero en Brasil hay una complicación adicional: no existe un patrón único para todo el país, ya que en algunos estados es de 110V y en otros de 220. La solución es viajar con artefactos de doble voltaje o en su defecto, adaptadores o consultar en el lugar de alojamiento con antelación qué voltaje y el tipo de enchufe usuales según el destino. 

Hora de cenar

Incluso en vacaciones de verano, en Brasil las personas suelen cenar temprano. Los viajeros de países más noctámbulos pasan el día de paseo y prevén cenar bien entrada la noche; en esos casos, les conviene una búsqueda previa de restaurantes para trasnochadores, que suelen ser clásicos conocidos en las grandes ciudades. Un ejemplo: en la región Nordeste -destino de playas paradisíacas- las posadas y hoteles sirven la cena a partir de las 18:45. Hasta en grandes ciudades como Rio de Janeiro es recomendable chequear bien los horarios del restaurant elegido para no rebotar en la entrada por llegar a las 21:00 horas.

¿Asado o churrasco?

Los brasileños son tan fanáticos de la carne cocida al carbón o leña, pero a su manera: en las reuniones caseras, por ejemplo, la carne se corta en pedazos chicos, asada en brochettes, y se va comiendo de a poco, sin mucho protocolo, con las guarniciones servidos en forma de buffet. También están los restaurantes del estilo “espeto corrido” que pueden resultar agobiantes por el desfile permanente de mozos que ofrecen nuevos cortes sin cesar, interrumpiendo cualquier charla. Quienes prefieren comer carne sentados a la mesa, un corte único y al ritmo rioplatense, pueden optar por restaurantes de parrilla argentina, que son muy populares en las grandes ciudades de Brasil.

¿Cómo pedir un café?

Brasil es el mayor productor mundial de café, principal exportador de granos de ese fruto a nivel global y segundo mayor consumidor después de Estados Unidos. Para cualquier extranjero, sin embargo, no es fácil desentrañar la jerga que se usa para pedirlo en lugares donde no existan personas entrenadas para entenderse con un turista extranjero. El café carioca es el más liviano, con la misma consistencia del coado, que es el que se prepara en filtro de tela o papel. El expresso es un café fuerte, y también se conoce como “café curto”, ya que ocupa de 25 a 35 ml de la taza estándar de 50 ml. El pingado, muy popular en los bares, panaderías y cervecerías y, usualmente servido en vasos largos, es leche con un toque de café. Otra forma tradicional es pedirlo media, una mezcla de leche con café expresso, más una fina capa de espuma de leche; es casi un pingado, pero con la adición de espuma.

Palabras controversiales

Las diferencias de idioma son una fuente inagotable de equívocos para cualquier turista, sobre todo por la similitud que existe entre el español y el portugués. Por ejemplo, la palabra propina, común a toda Hispanoamérica, existe en el portugués de Brasil, pero tiene una connotación negativa: allí significa soborno, coima, por eso mejor usar la expresión portuguesa “gorjeta”. Otra expresión que conviene evitar es “exquisito” como halago, ya que en Brasil la misma palabra identifica a una persona, objeto o situación raros, algo feo, sospechoso o inconveniente. Y cuando queremos pedir que alguien nos espere un rato, entramos en una confusión: “rato” significa ratón en portugués, por lo que es mejor recurrir a un adverbio, por caso “espere un poco” o “espere un minuto”.

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