Santa Marta ofrece los más hermosos atardeceres del Caribe colombiano, pero la ciudad no ofrece solo un turismo de ‘Sol y Playa’ sino que busca proponer una verdadera inmersión en la cultura ancestral y costumbres magdalenenses y samarias.
La ciudad también se ha convertido en la base ideal para explorar las maravillas naturales de la Sierra Nevada, territorio ancestral de los antiguos Tayronas y refugio de cuatro tribus indígenas que sobreviven al paso del tiempo: Koguis, Wiwas, Arhuacos y Kankuamos. Sierra Nevada es un conjunto montañoso que alcanza picos nevados a una altura de 5.775 metros sobre el nivel del mar, “Por ello se dice que allí se encuentran todos los pisos térmicos del mundo, desde playas tropicales, pasando por bosque seco y selva, hasta glaciares en la cumbre”, nos explica Alejandro Spinelli, gerente general del hotel Mercure Santa Marta Emile.
Parque Nacional Natural Tayrona, un refugio de flora y fauna de 225 kilómetros cuadrados que alberga más de 350 especies de algas, 770 variedades de plantas –incluyendo la flor nacional de Colombia: la orquídea-, así como una gran cantidad de felinos tales como jaguares, ocelotes, tigrillos y pumas, se encuentra a tan solo 34 kilómetros de la ciudad.
El avistamiento de aves es otra maravilla del Magdalena. Los senderos y rutas ecológicos repletos de árboles frutales, matas de guadua y cultivos de café, cacao, plátano y maíz, forman el escenario ideal para la contemplación de diversas especies de pájaros.
La Sierra Nevada no es la única oportunidad de adentrarse en la cultura local, los visitantes también pueden conocer los Pueblos Palafitos de la Ciénaga Grande y experimentar un intercambio cultural con las comunidades de pescadores y artesanos instaladas a lo largo del litoral.
Los visitantes también pueden conocer Minca, un pueblo cafetero que tiene una gran variedad de ecosistemas. Allí, no solo es posible conectar con la cadena montañosa sino también con el río Pozo Azul y las Cascadas de Marinka, una singular caída de agua fría y cristalina que desciende desde los picos nevados.
En la aclamada playa de Bello Horizonte, se levanta el Mercure Santa Marta Emile, una propiedad que conjuga la experiencia del grupo Accor, líder en hospitalidad con una inmensa gama de actividades culturales, deportivas y de naturaleza.
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