Según expertos si decides viajar en un avión, las probabilidades de adquirir COVID-19 son bajas, a pesar de los peligros conocidos de los espacios cerrados y abarrotados, los aviones no han sido lugares de los llamados eventos de superpropagación, al menos hasta ahora.
Arnold Barnett, profesor de ciencias de la gestión en el Massachusetts Institute of Technology, ha estado tratando de cuantificar las probabilidades de atrapar al COVID-19 viajando en avión. Ha tenido en cuenta una serie de variables, incluidas las probabilidades de estar sentado cerca de alguien en la etapa infecciosa de la enfermedad y las probabilidades de que la protección de las máscaras (requerida en la mayoría de los vuelos) falle.
Teniendo en cuenta la forma en que el aire se renueva constantemente en las cabinas de los aviones, según los expertos, hace que sea muy poco probable que se contraiga la enfermedad de personas que no se encuentran en su vecindad inmediata, endiendase en su fila o, en menor medida, la persona al otro lado el pasillo, la gente delante de usted o la gente detrás de usted.
De acuerdo a Barnett, tenemos una probabilidad de 1/4300 de contraer coronavirus en un vuelo de 2 horas, es decir, aproximadamente 1 de cada 4300 pasajeros contraerá el virus, en promedio.
Según otro estudio publicado en la revista Jama Network Open, virólogos del Hospital Universitario de Frankfurt contactaron meticulosamente a todos los pasajeros de un vuelo realizado el 9 de marzo, de Tel Aviv a Frankfurt, que duró 4 horas y 40 minutos, y tenía 102 pasajeros a bordo, incluido un grupo de 24 turistas, con el fin de descubrir el riesgo real que representa la presencia de pasajeros infectados con el virus responsable de la COVID-19.
Las autoridades alemanas, tras recibir información de que el grupo había estado en contacto con un gerente de hotel contaminado en Israel, decidieron realizar la prueba a los 24 turistas a su llegada a Frankfurt. Siete de ellos dieron positivo (siete más lo manifestarían más tarde).
De cuatro a cinco semanas después, los investigadores se comunicaron con los 78 pasajeros restantes, el 90% de los cuales respondió a sus consultas. Al preguntarles sobre sus contactos y síntomas, y hacer el test a varios de ellos, encontraron a dos pasajeros que probablemente se infectaron durante el vuelo: dos personas sentadas al otro lado del pasillo de los siete casos originales.
Para los virus respiratorios, los virólogos tradicionalmente consideran que la zona de contaminación en un avión se extiende dos filas hacia adelante y dos hacia atrás. Pero sorprendentemente una persona sentada en la fila (asiento 44K) inmediatamente delante de la de dos turistas portadores del virus (asientos 45J y 45H) no estaba infectada. Tampoco se produjo contagio en dos pasajeros sentados justo detrás de otro turista infectado.
No obstante, todos los demás pasajeros no fueron sometidos a la prueba diagnóstica, por lo que no se puede descartar que hubiera otros infectados. El estudio confirma en todos los casos que las transmisiones en un avión, en ausencia de mascarillas, son en efecto posibles. Pero, el estudio destaca que “siendo la tasa más baja de lo esperado, y siendo que ninguno de los pasajeros llevaba máscara, es tranquilizador que no hayamos detectado a otros casos positivos”.
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