El estrés crónico, osea el que es constante y que persiste por un largo periodo de tiempo, puede ser extenuante tanto a nivel físico como psicológico. Si no se trata, exponemos nuestro organismo a consecuencias tales cómo trastornos de ansiedad, insomnio, dolor muscular, presión alta y debilitamiento del sistema inmunitario, entre otros transtornos. Algunos estudios apuntan a que el manejo inadecuado del estrés crónico, como comer comidas poco saludables o en exceso para sentirse mejor, ha contribuido a la creciente epidemia de obesidad.
Cuando uno enfrenta una situación estresante, su pulso se acelera, respira más rápido, los músculos se tensan y el cerebro usa más oxígeno y aumenta la actividad. Si la respuesta al estrés dura demasiado tiempo, puede perjudicar su salud.
No anticipar problemas o preocuparse por lo que a lo mejor nunca sucederá
Benjamín Franklin
Cuando uno tiene estrés crónico, las consecuencias son aún más son graves, particularmente porque éste contribuye a la ansiedad y la depresión. Las personas que padecen algunas de éstas patologías tienen un riesgo dos veces mayor de tener enfermedades cardíacas que las personas que no tienen estas afecciones.
También afecta a las relaciones interpersonales, ámbitos familiares, laborales y sociales ya que las personas con estrés presentan mayor irritabilidad, dificultad para la concentración y resolución de problemas.
Entonces, ¿Cuáles son las claves para un buen manejo del estrés crónico?
Cambios en el estilo de vida, tomar decisiones sensatas y mejorar la conducta de los hábitos, es necesario para optimizar la salud en general y prevenir el estrés crónico. Tener un orden en cuanto a los horarios de alimentación, horas de sueño y descanso, un equilibrio entre el tiempo de trabajo y tiempo de esparcimiento también ayuda notablemente.
La actividad física es un cambio pequeño pero eficaz en el manejo del estrés y aumenta la producción de endorfinas, que es una sustancia que provoca una sensación de bienestar.
Llevar una alimentación saludable y respetar las horas necesarias de sueño, también pueden ser beneficiosos. Además de incluir a la rutina técnicas de relajación y de respiración, prácticas tales como el yoga o mindfulness, ayudan a bajar los niveles de estrés.
Escuchar o tocar música es un buen calmante para el estrés porque puede proporcionar una distracción mental, reducir la tensión muscular y disminuir las hormonas del estrés.
Realizar actividades que generen placer y disfrute. Realizar actividades que lo conecten con el momento presente. Aprender a decir que NO también es importante, ya que puede suceder que el estrés aumente por realizar demasiadas tareas y es necesario aprender a establecer límites.
Reir nos puede ayudar a sentirnos mejor, incluso si hay que forzar una risa a través del mal humor. La risa también causa cambios físicos positivos en el cuerpo, enardece los ánimos y luego reduce la respuesta al estrés. Así que leer algunos chistes, contar algunos chistes, mirar una comedia o pasar el rato con unos amigos divertidos son opciones.
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