Paso a paso… de Madrid a Barcelona

Como viajero habitual, en esta ocasión mi destino fue la madre patria, España, te mostramos un recorrido desde Madrid a Barcelona
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Como viajero habitual, en esta ocasión mi destino fue la madre patria, España. Desde hace varios años tenía expectativas de conocer la cultura, los monumentos, la gastronomía y tradiciones de ese país que forma parte de nuestra identidad como paraguayos. Mi viaje inició en su capital, Madrid.

Luego de aterrizar en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas me dirigí al hotel, ubicado en la zona de la Plaza de Toros de Las Ventas. Luego de un reparador descanso elegí como primer atractivo a visitar la Puerta del Sol, uno de los sitios más famosos y concurridos de la ciudad, desde allí, di un paseo por las calles comerciales cercanas y recorrí la conocidísima Gran Vía Madrileña.

Las zonas de Puerta del Sol y la Gran Vía son muy amenas, además era viernes y el centro estaba muy animado, busqué un lugar para cenar y beber algo. Luego me dirigí al hotel porque al día siguiente me esperaba una agenda bastante cargada.

Inicié mi segundo día en Madrid nuevamente en la Plaza Puerta del Sol, tomé algunas fotografías de la estatua del Oso y el Madroño, uno de los símbolos más representativos de la capital española. Fui por la calle Arenal y llegué hasta el Teatro Real, conocido por muchos como Ópera.

Justo enfrente al teatro se ubica la Plaza de Oriente y, por detrás, se alza el majestuoso Palacio Real, que recorrí en una visita guiada. A continuación, ingresé al edificio religioso más importante de Madrid: la Catedral de la Almudena, construida entre 1879 y 1993.

Continué recorriendo  la Calle Mayor hasta llegar a la Plaza de la Villa, uno de los principales núcleos del Madrid medieval. Posteriormente, ya en  la zona de la Plaza Mayor, fui de “tapeo” como dicen los españoles, y degusté unos típicos bocaditos de calamares.

Proseguí  por la Gran Vía madrileña hasta la Plaza de España; y desde ahí, tomando la Calle de Ferraz, llegué hasta el Templo de Debod, un regalo de Egipto que cuenta con más de 2.200 años de antigüedad. Pasé la tarde paseando por los jardines que rodean la zona y luego regresé al hotel.

Estatua del Oso y el Madroño

Mi tercer día en Madrid lo inicié como a las 10:00 en la estación de metro Banco de España, vi la Fuente de los Cibeles, uno de los símbolos más representativos y queridos de Madrid. Caminé por el Paseo del Prado y me topé con el edificio de la Bolsa de Madrid a la izquierda y con el Monumento a los Caídos por España justo al lado, en la Plaza de la Lealtad.

Siguiendo por el Paseo del Prado pude observar la Fuente de Neptuno, en la Plaza de Cánovas del Catillo, y un poco después, el Museo del Prado, un museo de gran importancia que cuenta con obras de pintores como Velázquez, El Greco, Rubens y Goya.

Después me dirigí a la Puerta de Alcalá, otro monumento representativo de la ciudad ya que es una de las cinco puertas reales que daban acceso a Madrid. Para cerrar mi visita a Madrid volví a la Fuente de Cibeles, por la Calle Alcalá, y luego, como buen fanático del fútbol, visité el Estadio Santiago Bernabéu.

Al día siguiente, a las 06:00 partí rumbo a Zaragoza, un viaje de cerca de tres horas. Una vez hospedado en la zona de la Basílica del Pilar, inicié un recorrido por la ciudad.

Plaza Mayor

Primero fui a la enorme Plaza Pilar, con el objetivo de conocer el casco histórico, tomé varias fotografías junto con las de la Basílica del Pilar, la Lonja y el Ayuntamiento, la Catedral de La Seo y el monumento homenaje a Goya junto al Museo del Foro de Caesaraugusta.

Contemplé las cúpulas de la Basílica de la virgen del Pilar, y subí a la torre para disfrutar de la vista panorámica de la ciudad. A continuación, decidí hacer una pausa en mi recorrido para comer algo en los alrededores de la Plaza Pilar. Encontré gran variedad de platos típicos como las borrajas, las migas y el ternasco, con la fruta de Aragón como postre; así como la infaltable propuesta de “ir de tapas”.

Luego del almuerzo, continué mi tour y visité el Museo del Teatro Caesaraugusta, donde tuve acceso a los restos del antiguo teatro romano. Caminé por el Paseo de la Independencia, zona en la que encontré multitud de tiendas para comprar recuerdos de la ciudad, hasta el Patio del Palacio de la Infanta, una de las numerosas muestras de las joyas renacentistas de Zaragoza.

Para terminar mi recorrido inicial por Zaragoza, fui a conocer los bares del barrio del Tubo. Una zona de pequeñas callejuelas repletas de locales en los que es común ir de ruta probando las especialidades de cada uno de los bares. Luego me volví al hotel.

El día 2 en Zaragoza inició en el Palacio de la Aljafería, que a simple vista parece una fortaleza militar ajena al mundo árabe, pero al ingresar encontré una mezquita, un patio de naranjos y una arquitectura claramente determinada por su origen musulmán.

Por la tarde realicé una visita al que fue el recinto de la Expo Zaragoza 2008. Para ello crucé el Puente del Tercer Milenio, desde el que se observa el precioso Pabellón Puente. Además, tuve la oportunidad de visitar el Acuario Fluvial. Tras eso, decidí despedirme de Zaragoza con su imagen más urbana y me dirigí a disfrutar del Casco Viejo y sus alrededores.

Al día siguiente, luego de un viaje de tres horas, llegué hasta la ciudad de Barcelona, un sitio obligado de visita en España. Decidí hospedarme en la zona del Parque de la Ciudadela, e inicié mi recorrido dirigiéndome hacia la Plaza de Cataluña, situada justo en el extremo del casco antiguo.

Desde allí fui a caminar por Las Ramblas, un lugar siempre lleno de turistas, quioscos y estatuas humanas; tras una breve parada en el Mercat de la Boquería para probar sus tan afamados jugos de frutas, seguí mi camino ingresando al Barrio Gótico.

Desde las Ramblas ya podía vislumbrar la espléndida Plaza Real, una joya neoclásica que incluye la primera obra de Antoni Gaudí en la ciudad, la farola junto a la fuente central. Al recorrer la Calle de Ferrán llegué hasta la Plaza de San Jaime, donde se concentran los edificios municipales de Barcelona.

Continué mi caminata hasta alcanzar la Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia, considerada como el edificio gótico más destacado de la ciudad; una catedral que impresiona tanto por fuera como por dentro debido a sus extraordinarias obras de arte.

Cruzando la Vía Layetana, me detuve en el distrito de Born, un lugar ideal para comer tranquilo acompañado de la gente local; mi menú del día fue la afamada paella.

Dediqué tiempo luego del almuerzo, a recorrer Born. Para cerrar el día subí al metro en la estación de Urquinaona y partí con destino a Barceloneta, una zona relajada e ideal para disfrutar de platos que incluyan mariscos.

El segundo día en Barcelona, decidí dedicarlo plenamente a la arquitectura. Salí del casco antiguo y me adentré en el distrito del Ensanche. Comencé por el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, impresionante obra que funcionó como hospital hasta el 2009 y que ahora se está convirtiendo en un museo y centro cultural; declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Posteriormente fui a pasear alrededor de la obra más emblemática de Barcelona y la obra magna de Gaudí, la basílica de la Sagrada Familia. Este gran templo inició su construcción en 1883 y aún restan alrededor de 30 años para terminarla. 

Asimismo fui en busca de otra maravilla de Gaudí, La Pedrera o Casa Mila. Luego disfruté del almuerzo en uno de los varios restaurantes de la Rambla de Cataluña.

A la tarde y continuando mi paseo,  tomé la línea 3 del metro y me dirigí hacia el Parque Güell, uno de los sitios con jardines más famosos de la ciudad. Volví caminando al centro de Barcelona por el distrito de Gracia, para ver a los bohemios y sus pintorescas tiendas. Un perfecto lugar para relajarse,  antes del regreso al hotel.

El tercer día en Barcelona, ya con el conocimiento del casco antiguo y las obras maestras modernistas de la ciudad, fue con un ritmo diferente. Inicié un tour por el museo del FC Barcelona, ubicado en el Camp Nou, uno de los estadios más grandes de Europa. De allí, me dirigí a Montjuic, lugar donde se concentraron los Juegos Olímpicos de 1992 y en donde se puede observar el legado de aquel evento, como el Anillo Olímpico. 

Subí la montaña hasta llegar al castillo de Montjuic, que ofrece espectaculares vistas de la ciudad y el puerto. Como broche de oro, bajé hasta la Fuente Mágica para presenciar el show nocturno, con un juego de música y luces que me sorprendieron gratamente.

Al día siguiente, luego de un viaje de dos horas y media desde la estación de trenes Barcelona-Sants, llegué a la estación Puerta de Atocha, en Madrid, en un AVE de alta velocidad. Me dirigí al Aeropuerto Madrid-Barajas; y abordé el vuelo con destino a Paraguay.

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